Flexibilizar el acceso de las organizaciones comunitarias a fondos de reactivación económica COVID-19
Agrupaciones de Artesanas,
Talleres Laborales, Recolectoras de Orilla, Redes de Ferias Costumbristas, Agrupaciones
de Turismo, Mercados de Productores Agrícolas, etc. Estas son algunas de las múltiples
figuras en la que organizaciones comunitarias sin fines de lucro que se rigen
por la ley 19.418 sobre Juntas de Vecinos y demás organizaciones Comunitarias dan
forma a una diversidad de vocaciones productivas en los territorios de Chile.
En el desafío de hacer pertinentes y efectivas las
políticas públicas de reactivación económica COVID-19 hacia las dinámicas culturales
y productivas comunitarias en los territorios, es fundamental que el estado tenga
la flexibilidad necesaria para reconocer en su oferta que este tipo de organizaciones
tiene un rol económico fundamental. Además,
tienen la capacidad instalada de sus comunidades para hacer frente de forma
colaborativa a la crisis económica que viene. Estas organizaciones tienen
experiencias previas realizando actividades productivas y al estar al alero de
la ley 19.418 quedan invisibilizadas de la estructura de oportunidades pública
de reactivación económica. Es insoslayable que el fin productivo y a la vez social que estas
agrupaciones tienen genera una dicotomía entre su forma legal y el fondo que
persiguen.
Las políticas públicas en fomento productivo tienen el desafío de
incorporar las iniciativas que las agrupaciones productivas comunitarias
realizan en la estructura de oportunidades que ofrece el sector.
Sin embargo, esta tarea no es sencilla ya que las
dinámicas productivas ligadas al mundo rural no necesariamente responden a una
lógica de economías de mercado. Es más, los programas de fomento convencionales
generan brechas de acceso
para las organizaciones pertenecientes al sector más comunitario de la economía
social, en donde si se reconocen a las Cooperativas, pero no a las
organizaciones comunitarias. ¿Es que acaso una feria gastronómica que realiza alguna
organización comunitaria de alguna caleta o valle chileno no genera nuevas divisas
que ingresan al territorio por los flujos de visitantes que compran e interactúan
con la comunidad? Es más, para muchos de los socios de estas organizaciones rurales
se trata del sueldo del mes.
Por otro lado, la focalización individual de los programas de fomento productivo ha
promovido la competencia de las personas por la adjudicación de estos fondos de
emprendimiento y en consecuencia una escaza promoción de la asociatividad cultural
y productiva en los territorios. En contraposición con las potencialidades de
reactivación económicas en esta pandemia en donde la cooperación es fundamental
en el mundo rural para lograr un desarrollo equilibrado que articule rápidamente
las capacidades ya instaladas en las comunidades.
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